Parashat Toldot

4 noviembre, 2021

Muchos son los temas que nos trae la parashá de Toldot: Desde la infertilidad de Rivka hasta la ira de Esav, nacimientos, bendiciones equivocadas, engaños, etc. Y sin embargo, un tema lo considero imposible de posponer.

Supongamos que tengo la capacidad de ofrecer un trabajo excelente, donde se pague mensualmente un millón de dólares, el cual requiere trabajar 7 días a la semana de 8 de la mañana hasta las 11 de la noche: ¿Cuántos se lo pensarían dos veces antes de decir que lo tomarían? ¿Y cuántos dirían que es una excelente oportunidad para mantener a la familia? Lo más probable es que muchos, si es que no todos. ¿Y cuantos se tomarían un minuto para decir “Pero no descansaría, no tendría tiempo para dedicarle a mi familia, no tendría tiempo ni de disfrutar de ese sueldo, ni podría estar ahí cuando me necesiten”? Y lo más probable es que muchos podríamos aceptar tal oferta incluso a conciencia de todo ello.

Toldot nos presenta esta misma situación con el lenguaje imaginativo de la Torá. En esta parashá vemos como Esav vuelve de cacería, hambriento y cansado, y su hermano Iaakov le compra la primogenitura a cambio de una porción de lentejas, en circunstancias que el propio Esav venía de regreso de cazar, de modo que podía haberse preparado su propia comida. Pero no… no es ese el caso. En lugar de preparar su propia comida y resguardar su primogenitura, no solo como heredero de los bienes de Itzhak, sino que como heredero de la tradición de am Israel, Esav prefiere vender esa primogenitura a cambio del aquí y ahora.

Por su parte, nuestro patriarca Iaakov, es capaz de comprender qué es realmente lo que adquiría a cambio de un simple plato de lentejas. En realidad, lo que entendemos de esta sección, es que Iaakov Avinu es capaz de distinguir aquello que realmente tiene valor y que es aquello que se ve muy bien, pero realmente es efímero. 

De ningún modo estoy diciendo que debamos dejar de trabajar, no. Solo estoy diciendo que la Torá trata de indicarnos que debemos estar atentos de nuestros objetivos en la vida. Es sumamente fácil perder nuestra brújula moral si no tenemos claro qué es aquello que resulta importante en nuestras vidas. Nosotros somos los responsables de guardar nuestros principios y valores. Acusar de tramposo a aquel que nos vende lentejas es querer poner nuestra responsabilidad sobre alguien más, en circunstancias que nosotros somos los llamados a evaluar nuestras acciones y ser conscientes de ellas.

Shabat Shalom Umeboraj