Sucot

27 septiembre, 2021

   

Shabat Jol HaMoed Sukot

En esta ocasión, este sábado, leemos la sección especial para el día de shabat de jol haMoed Sukot, en Shemot 33-12 a 34-26. Llamativo resulta pensar que, existiendo otras secciones donde se habla con mayor claridad de la fiesta de Sukot, se opta en específico por esta sección que sigue después del episodio del becerro de oro, donde encontramos el pasuk que repetimos frecuentemente en Iamim noraim de “…Ad’i El rajum vejanun…”.  ¿Será ese el motivo por el que sostenemos que la rúbrica en el libro de la vida puede cambiar hasta el final de Sukot? Más allá de la razón, quisiera enfocarme en la parashá final que leemos en Simjat Torá: Vezot HaBrajá. 

Quienes me han escuchado los últimos shabatot, sabrán que me he interesado por una idea particular sobre nuestros textos que he encontrado sobre la relación entre el salmo 90 y las últimas 3 parshiot. En él, observamos la similitud de lenguaje e ideas que vinculan al salmo con estas parshiot, y la sugerencia de que a Moshé Rabeinu nunca dejó de molestarle el episodio del becerro de oro, en tanto que, en palabras del salmo, para D’s, mil años son como el ayer. En otras palabras, Moshé rabeinu sabía que aquello que es fácil de olvidar para el ser humano, para D’s queda registrado por la eternidad. Y lo interesante es que del mismo modo que el salmo hace un llamado a la teshuvá del ser humano, del mismo modo, hemos visto que desde la perspectiva de Moshé, D’s también debe de hacer teshuvá al olvidar la ira contra el pueblo de Israel (Shuv mejarón apeja/ “vuelve de tu ira”). Honestamente, no creo que sea casualidad que este tipo de lenguaje nos venga acompañando desde al menos Elul.

Si tuviera que tratar de unir cabos sueltos, creo que hay un mensaje de tipo “sensorial” que solemos pasar por alto: La teshuvá nos permite comenzar otra vez. El hecho de arrepentirnos es una señal que da el hombre a un D’s Eterno que perdona la transgresión, pero no la olvida. Del mismo modo, tampoco olvida que hacemos todo lo posible por arrepentirnos y corregir nuestras transgresiones. Creo en mi interior que no es una coincidencia que después de la teshuvá comenzemos otra vez la lectura de la Torá desde la creación. La teshuvá hecha en Iamim noraim (Y Sukot) nos remite a la creación, al origen de todo, al “retorno” al Uno y Único, a ese momento ideal en que todavía no hay transgresión y volvemos a tener un “historial limpio”. Es a ese momento que deseamos volver, aún si sólo idealmente. Y si vemos las palabras de “vezot haBraja”, en la bendición que Moshé entrega para la tribu de Yehudá – de la cual descendemos – vemos que en una de sus posibles lecturas, se entiende que por muy fuerte y esforzada que sea la gente de nuestra tribu, que D’s no se desentienda del clamor de nuestra voz. En efecto, si en nuestro interior una voz de teshuvá se ha levantado hacia los cielos clamando por el perdón, habremos de tener la brajá de poder comenzar otra vez.

 

Shabat SHalom Umeboraj umoadim lesimjá.

 

Daniel Aarón Cuper S.

Seminarista Bet Jai