Resumen Parashat Bemidvar

17 mayo, 2018

Bemidvar (FRAGMENTOS)

Esta semana leemos Parashat Bemidvar, literalmente “en el desierto”. Es interesante detenerse por un momento a pensar en el significado de que la Torá se haya entregado justamente en el desierto. ¿Por qué se habrá entregado la Torá en el desierto?
El Midrash trae varias respuestas a nuestro interrogante. En primer lugar, el desierto no tiene dueño (¡o al menos no lo tenía en la época de la entrega de la Torá!). Por lo tanto, la Torá es patrimonio de todos y de nadie al mismo tiempo, ya que nadie puede clamar ser propietario de ella al haberse entregado en este peculiar territorio.
Los sabios del Midrash utilizan este principio para clamar por la universalidad de la Torá, para declararla como patrimonio de la humanidad, si vale la expresión. Pero al mismo tiempo, les sirve para explicar que, si la Torá hubiese sido entregada en la tierra de Israel, necesariamente debería haber sido dada en el territorio de alguna de las tribus. La Torá le pertenece a todas las tribus por igual.
Fíjense bien: nuestro libro más sagrado, en torno al cual se desarrolla toda nuestra tradición e identidad, fue entregado en un lugar sin dueños y accesible para todos. Ya en el comienzo mismo de la relación entre el pueblo de Israel y la Torá, se enfatiza claramente la democratización del acceso a la Torá. No hay dueños ni “palcos VIP” para acceder a la Torá; todos estamos en igualdad de condiciones.
En este Shabat Bemidvar tengamos bien presente que la Torá es para todos los judíos, no hay dueños ni privilegiados. El que se cree dueño de la verdad, seguramente se olvida de dónde fue entregada la Torá… ¡y más bien sería bueno recordárselo!
Rabino Rami Pavolotzky