Resumen Parashat Balak

26 junio, 2018

Balak (FRAGMENTOS)

En la Parashá de esta semana, nos encontramos con un hombre, el profeta Bilam, que sube a varias montañas para vislumbrar el campamento de Israel.  Bilam, a distancia, es un hombre que puede ver y que, emocionado por lo que ve, va a terminar diciendo Ma tovu oaleja Iaacov…, “Qué buenas son tus tiendas, Iaacov, y tus moradas, Israel”.

Pero así como Bilam puede contemplar y emocionarse a la distancia, es incapaz de ver de cerca y de descubrir aquello que lo rodea en su vida cotidiana.  Es por eso que cuando se encuentra camino a la montaña, no logra darse cuenta de que un ángel divino se interpone en su camino.  Más aún, el texto bíblico es muy irónico en este sentido: aquello que Bilam el sabio y el profeta no pudo ver, es algo que hasta un simple burro logró percibir.

Y me parece que en este sentido, hay veces en que nosotros nos parecemos mucho a Bilam.  Nos es más fácil percibir la presencia de Ds y alabar su obra de creación cuando lo vemos todo a la distancia, pero nos cuesta darnos cuenta de Su presencia en nuestras vidas cotidianas.  Lo bueno es que todavía a veces logramos escaparnos de la rutina e ir en busca de esas visiones que nos permiten reconciliarnos con lo divino que continuamente convive con nosotros.  Lo malo es que necesitamos de ese escape para reaccionar.

La Torá nos cuenta que en el momento en que Bilam se da cuenta de la presencia del ángel, exclama y dice: Jatati ki lo iadati…, “He transgredido porque no sabía”.  Muchas veces, sea por olvido o por ignorancia, nos equivocamos al no reconocer que somos constantemente invitados a repactar con lo divino que nos rodea y con lo trascendente de lo que somos parte.  Muchas veces, nos evadimos de la responsabilidad de sabernos socios del Creador en Su obra de creación, y nos abstraemos porque preferimos mirar de lejos a encontrarnos de cerca.  Porque mirar de lejos significa no involucrarnos; porque mirar de lejos significa no comprometernos.

Es por eso que nuestra tradición nos invita sistemáticamente al compromiso y a la acción.  Porque al hacer, nosotros creamos; y porque al hacer, nosotros redescubrimos el pacto trascendente que nos une a Ds.

Bilam era reconocido como un profeta muy grande, y aún así no tuvo la capacidad de ver más allá de sus visiones.  Nuestra tradición nos invita a no caer en su error, porque aun si no somos profetas, somos los socios de Ds en estas tierras.

¡Shabat Shalom uMeboraj!

Rab. Joshua Kullock