Matot-Masei

Estando a punto de entrar a la tierra de Israel, dos tribus prefieren quedarse y no cruzar el Jordán. Moshé les pide que al menos acompañen al pueblo en la entrada y conquista de Canaán, y luego podrán decidir donde residir.
Se describen las leyes respecto a las promesas y votos. Se debe respetar y cumplir con la palabra empeñada, de lo contrario se deben anular los votos. Este es uno de los orígenes de Iom Kipur: la posibilidad de anular promesas o disculparse por no haberlas podido cumplir.
Se recuerdan los 42 lugares en que el pueblo se detuvo y acampó durante los 40 años en el desierto. Y D’s da las indicaciones de la distribución geográfica de las tribus una vez que entren a Canaán.

Llama la atención que se nombran todos los lugares en que el pueblo acampó, menos uno, quizás el más importante: el monte Sinaí. Nuestros sabios se preguntan por qué se omite justamente el lugar en donde se entregó la Torá.
Quizás se omite el Sinaí para evitar delimitar la entrega de la Torá a un momento y espacio. La entrega de la Torá no fue únicamente en Sinaí, sino que se sigue realizando generación tras generación. Es nuestra responsabilidad transmitir y vivir su mensaje para que este perdure en el tiempo.
Cabe preguntarnos, ¿Cuál será el sentido de recordar tantas paradas durante una travesía? Efectivamente el destino final (la tierra de Canaán) era lo principal, pero a veces cometemos el error de enfocarnos únicamente en la meta y no en el proceso. Esta Parashá nos invita a valorar el camino, sus dificultades, sus aprendizajes, y no vivir solo buscando alcanzar metas.

Comunidad Judía de Chile