Purim y las casualidades
¿Cómo encontrar a Dios?
por Rab. Benjamín Blech

Es una pregunta que me suelen hacer. Muchas veces las personas acuden a mí como rabino y con toda sinceridad me preguntan: “¿Cómo puedo encontrar a Dios?”.
Yo les digo que en realidad no es tan difícil. Lo único que tienen que hacer es convertir las “casualidades” en “Purim” y se darán cuenta de la respuesta.
Permítanme explicar.
En nuestras vidas, una casualidad se refiere a esos momentos que simplemente no tienen sentido desde una perspectiva estadística: Necesitamos desesperadamente hablar con alguien a quien no hemos visto en una década, no tenemos idea de cómo contactarlo y repentinamente, de la nada, esa persona nos llama por un asunto totalmente diferente; estamos en estado de pánico porque hay cierta información que tenemos que saber e increíblemente descubrimos que está en el mismo libro que acabamos de agarrar por accidente; tenemos un amigo que está desconsolado porque perdió su avión pero que en el vuelo siguiente se encuentra sentado junto a una extraordinaria mujer que evidentemente es su alma gemela.
La palabra “casualidad” tan sólo describe estas “ocurrencias fortuitas”, no las explica. ¿Cómo puede ser que lo imposible ocurra tan a menudo, que lo inexplicable juegue un rol tan frecuente y prominente en nuestras vidas?
La respuesta es la clave de Purim, y su mensaje nos permite encontrar un sentido espiritual en los aparentemente irracionales eventos de nuestras vidas.
El Libro de Ester es el único libro de la Biblia que no menciona a Dios ni una sola vez. Es una historia llena de coincidencias, giros inverosímiles de eventos e improbables incidentes que ocurren uno tras otro en un crescendo de ocurrencias incluso más improbables, las cuales en su conjunto generaron el fracaso del intento de genocidio que pretendía el enemigo del pueblo judío.
Mordejai y Ester parecieran ser el héroe y la heroína de este increíble cuento. Sin embargo, sabemos que fue Dios quien dirigió todo desde arriba y a quien el pueblo judío sigue ofreciéndole alabanza por su extraordinario milagro.
¿Dónde estaba Dios? Él enmascaró Su presencia en el disfraz de la casualidad, lo cual hasta este día es conmemorado por los judíos alrededor del mundo a través de la significativa costumbre de vestir una máscara en Purim.
Purim es la fiesta en la cual la presencia de Dios puede ser detectada si somos lo suficientemente sensibles a las pistas que nos va dejando mientras nos guía día a día. Los sabios del Talmud nos dicen que esta fiesta es la única que está destinada a durar por siempre, incluso a pesar de que todas las otras fiestas conmemoran milagros mucho más grandiosos, obvios y públicos. ¿Por qué es eso? Porque Dios prefiere que nosotros lo encontremos a Él en vez de imponer vividamente la realidad de Su existencia sobre nosotros.
Una casualidad es Dios susurrándonos; es Su tranquila voz que nos llama a estar concientes de Su presencia.
Cada uno de nosotros tiene inexplicables “momentos de Purim”, los cuales nos hacen estar concientes de la presencia de Dios y sólo entonces adquieren sentido los extraños acontecimientos que nos ocurren.

JAG SAMEAJ!