Parashat Vaikra

31 marzo, 2017

Ajustando el Dial

La Parashá de esta semana comienza diciendo: Y llamó a Moshé y habló Di-s a él desde la tienda del plazo diciendo. A lo largo de los años, muchos jóvenes (y también adultos) me han preguntado: ‘¿Y por qué Di-s hablaba con Moshé y no habla ahora conmigo?’.

A mi humilde entender, la pregunta carece de sentido. Di-s no habló con Moshé por ser Moshé, sino que –por el contrario- Moshé fue Moshé porque logró escuchar a Di-s. Lo cual es bastante diferente.

Todos tenemos ese potencial, aun cuando no hubo ni habrá profeta como Moshé. No es cierto que Di-s haya dejado de hablar; tal vez nosotros lo hemos dejado de escuchar.

Imaginemos la forma en la que funciona una radio. Las ondas radiales ‘flotarán’ por el aire por doquier. Pero si no tenemos receptor o nos falta batería o ubicamos el dial en la posición incorrecta, jamás podremos transformar esas ondas en música y palabras. Exactamente lo mismo ocurre con Di-s. Su mensaje allí está y siempre está. Tal vez los que fallamos somos nosotros.

Leemos esta semana Parashat VaIkrá, la sección que inaugura el tercer libro de la Torá que lleva justamente el mismo nombre: Sefer VaIkrá. El midrash nos dice que Di-s no llamó a Moshé en voz baja (¡Moshé, Moshé!), sino que la Voz de Di-s fue poderosísima, incluso podría haber roto los árboles con Su potencia (Tanjuma, Vaikrá 1). Y, aun así, el único que escuchó esa Voz fue Moshé.

A menudo miramos el mundo y nos preguntamos: ¿Está Di-s presente? ¿Es este el mundo que Di-s quiere? Vemos pobreza, desolación, guerras y violencia. ¿Y Di-s? ¿Dónde está?

Si no percibiemos la presencia de Di-s no es porque se fue; es porque nuestro proyecto de humanidad no coincide en lo más mínimo con el Suyo. Porque nos habla y no podemos escucharlo.

Leemos en el Salmo 29, que cantamos cada Kabalat Shabat: Kol Adonai BaKoaj (La voz de Di-s engendra la fuerza), Kol Adonai Shover Arazim (La voz de Di-s quiebra los cedros), Kol Adonai Iajil Midvar (La voz de Dios hizo temblar el desierto).

No hay Voz más fuerte en este mundo que la Voz de Di-s; tal vez lo que fallan son nuestros receptores.
Shabat Shalom u Mevoraj
Rab. Gustavo Surazski