Parashat Vaera

30 diciembre, 2021

En la parashá de esta semana, aún antes de que la primera plaga cayera sobre Egipto, Dios le dice a Moshé: “Yo endureceré el corazón del Faraón y multiplicaré mis señales milagrosas y portentos en Egipto.” (Shemot 7: 3).

El endurecimiento del corazón del Faraón se repite veinte veces durante el transcurso de la historia de Éxodo. Unas veces es el Faraón quien lo hace. Otras, es Dios el que actúa. La Torá usa tres verbos distintos en este contexto: j-z-k, fortalecer, k-sh-h, endurecer y k-b-d, hacer pesado.

A través de los tiempos nuestros Rabinos han reflexionado acerca de esta pregunta: Si Dios endureció el corazón del Faraón, ¿cómo podía ser criticado por no dejar ir a los israelitas? No tenía ninguna opción porque era un acto de Dios, no de él. Entonces, ¿por qué fue castigado el Faraón?

Si lees Vaerá con cuidado, verás que en las primeras cinco plagas el Faraón dice haber endurecido su propio corazón. Entonces por un tiempo la obstinación y la negación eran su propia decisión. 

A continuación, a partir de la sexta plaga es Dios el que endurece el corazón del Faraón. Notando esto, los comentaristas elaboraron distintas explicaciones.

Rashi dice que el endurecimiento del corazón del Faraón en las últimas cinco plagas fue un castigo por las primeras cinco, cuando fue la obstinación del Faraón lo que impidió la salida del pueblo.

Rambam dice que su corazón fue endurecido para que no pueda arrepentirse. La libertad de alejarse de su maldad no le fue permitida.

Albo y Sforno proponen interpretaciones opuestas. Dios endureció el corazón del Faraón precisamente para restaurar su libre albedrío. Después de la sucesión de plagas que devastaron la tierra, el Faraón estaba bajo una presión apabullante para dejar salir a los israelitas. Si lo hubiera hecho, no habría sido por voluntad propia, porque ¡¿quién puede resistir el poder de milagros directos de Dios?! Por lo tanto, Dios fortaleció el corazón del Faraón para que aún después de las primeras cinco plagas tuviera la voluntad auténtica de decir Sí o No.

Es posible que los tres tengan razón y cada uno esté dando respuesta a los distintos verbos. K-sh-h, “endurecer” corresponde a la lectura de Rashi. El Faraón fue duro con los israelitas, por lo tanto Dios fue duro con él. K-b-d, “hacer pesado” corresponde a la lectura de Maimónides. El Faraón no tuvo la fortaleza ni la energía para arrepentirse. J-z-k, “fortalecer,” corresponde a la lectura de Albo y Sforno. Lo que es importante notar aquí es Dios no encontró una solución rápida y apresurada. Le interesaba más el proceso que el resultado. El mundo estaba mirando y Dios estaba enviando un mensaje.

Rabino Lord Jonathan Sacks Z.L.