Parashat Sh´laj lejá

16 junio, 2017

La tierra prometida aguarda

¿Qué olvidaron los diez espías que les impidió encontrar la fe para creer en la promesa de su misión? ¿Qué olvidaron los diez espías que les impidió encontrar la fe para creer en la promesa de su misión?
¿Qué es lo que los exploradores vieron (o no pudieron percibir) que les nubló tanto la visión y les oprimió el espíritu? Consideremos estas tres posibilidades, cada una que nos habla sobre viajes que hemos hecho nosotros o misiones que debemos llevar a cabo – pero no nos atrevemos, que podrían conducirnos hacia nuestra “tierra prometida.”
En primer lugar los exploradores no pudieron cumplir la misión a la que se les envió. Moisés les da instrucciones diciendo “y ved la tierra qué tal es” (Num. 13:18) para que descubrieran todo lo que pudieran acerca de la forma de vivir y de ganarse la vida de sus habitantes y ver como estaban las cosas en general. Esto lo consiguen. Pero el “ver y contar” termina siendo chismería cuando le echan agua fría a sus descubrimientos con desaliento, desanimo y dudas de sí mismos, y agregan una palabra que no fue solicitada Efes…”Empero”…” (Num. 13:28. Según lo entiende el Alshej, los espías trataron de imponer su propia interpretación a los hechos ocurridos – deformando la realidad (Rabino Moshe Alshej , Torat Moshe acerca de Num. 13:28-33).
No sólo sufrían los exploradores de mala visión externa, sino también carecían de la visión interna para verse diciendo honestamente, “Éramos como saltamontes a nuestros ojos.” (Num. 13:33). Menajem Mendel de Kotzk pregunta: “¿Qué posible diferencia podía hacer que vosotros supierais o tan siquiera os importara lo que parecíais a los ojos de los demás?” (citado en Spaks Beneath the Surface de Lawrence Kushner y Kerry Olitzki [Lanham, MD; Jason Aronson, 1995], p. 188). Cuando nos miramos en el espejo y no nos gusta mucho lo que vemos, es infortunado. Pero cuando permitimos que las proyecciones de cómo los otros nos perciben determine nuestra propia percepción, eso es imperdonable. Lo esencial de creer en nosotros mismos es mirar en ese espejo y ver adentro – una reflexión de una imagen que nos hace en alguna forma sagrados.
¡Más importante aún, los diez miopes de la Torá se olvidaron de cómo habían llegado hasta ahí en primer lugar! “Se nos enseñó: Rabi Janina el hijo de Rabi Pappa dijo: Con estas palabras los espías dijeron algo horrendo, diciendo, ‘Ki jazak hu mimenu.’ No lo leáis como ‘Ellos [los habitantes de la tierra] eran más fuertes que nosotros,’ sino ‘mimenu – que Él. ‘¡Aún el Amo de la casa no puede quitar sus muebles de ella!” (Talmud Babilónico, Sotá 35a). Cayendo presa de la percepción de su propia ineptitud, no recordaron la asombrosa redención que habían experimentado. Creyéndose los supremos determinantes del destino de Bnei Israel, los exploradores no pudieron entender que el territorio que acababan de ver era realmente la Tierra Prometida.
A veces solamente debemos guiarnos por la fe – por cierto, fe en nosotros mismos. Pero también necesitamos tener fe en algo más grande de lo que somos y vemos. ¿En que otra forma esperamos poder llegar a realizar las aspiraciones de nuestras vidas que están mucho más allá de nuestras posibilidades? Solamente Caleb y Ioshua entendieron que convertirse en Israel quiere decir no sólo que somos más que nosotros mismos colectivamente, sino también que podemos llegar más alto, “alo naale,” (Números 13:30), porque la Tierra Prometida nos espera.  Shabat Shalom u mevoraj RABINO JEFFREY J. SIRKMAN