PARASHAT REÉ
24 agosto, 2022
Uno de los dones de los grandes líderes, y uno del cual todos podemos aprender, es que ellos enmarcan la realidad para el grupo. Ellos definen la situación. Especifican sus objetivos. Articulan sus elecciones. Nos dicen dónde estamos y a dónde vamos de un modo en que ninguna navegación satelital podría. Nos muestran en el mapa la destinación, y nos ayudan a comprender por qué debemos tomar una ruta y no otra. Este es uno de sus roles más magistrales, y nadie los hizo de modo más poderoso que Moshé en el libro de Deuteronomio.
Este es el modo en que lo hace al inicio de la parashá de esta semana:
Observad, hoy pongo ante ustedes bendición y maldición – la bendición si obedeciereis los mandamientos del Señor vuestro D’s que les entrego hoy; la maldición si desobedecen los mandamientos del Señor vuestro D’s y os alejareis del modo en que les prescribo hoy siguiendo a otros dioses, a los cuales no han conocido. (Deut. 11:26-28)
Y aquí, en palabras aún más potentes, tenemos como Moshé lo pone luego en el libro
Observad, pongo ante vosotros hoy la vida y el bien, la muerte y el mal… Llamo Yo al Cielo y la Tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he puesto ante ustedes vida y muerte, la bendición y la maldición. Por lo tanto escogerán la vida, para que tú y tus hijos puedan vivir. (Deut: 30:15, 30:19)
Lo que Moshé está haciendo aquí es “definir la realidad” para la próxima generación y para todas las generaciones. Él está haciéndolo como un prefacio a aquello que va a ocurrir en los varios capítulos venideros, una redeclaración sistemática de la ley judía, cubriendo todos los aspectos vitales para la nueva nación en su tierra.
Moshé no desea que la gente pierda perspectiva quedando abrumada por los detalles. La ley judía con sus 613 mitzvot es detallada. Apunta a la santificación de todos los aspectos de la vida, desde el ritual diario hasta la mismísima estructura social y sus instituciones. Su objetivo es moldear un mundo social en el cual convertimos ocasiones aparentemente seculares en encuentros con la Divina Presencia. A pesar de los detalles, dice Moshé, la elección que pongo ante ustedes es realmente bastante simple.
Nosotros, dice a la siguiente generación, somos únicos. Somos una nación pequeña. No tenemos números, riqueza, ni tampoco el armamento sofisticado de los grandes imperios. Somos incluso más pequeños que muchas de nuestras naciones vecinas. Por ahora ni siquiera tenemos una tierra. Pero somos distintos, y esa diferencia define, de una vez por todas, quiénes somos y por qué. D’s nos ha elegido para que seamos Su apuesta en la historia. Nos liberó de la esclavitud y nos tomó por Su compañero pactado
Esto no es por causa de nuestros méritos. “No es por causa de vuestra rectitud o vuestra integridad que ustedes tomarán posesión de su tierra” (Deut. 9:5). No somos más rectos que otros, dice Moshé. Es porque nuestros ancestros – Abraham, Itzhak y Jacob, Sarah, Rivka, Rajel y Lea – fueron la primera gente que escucharon el llamado del D’s único y Lo siguieron, adorando no a la naturaleza sino al creador de la naturaleza, no al poder sino la justicia y compasión, no la jerarquía sino una sociedad de dignidad equitativa que incluyera dentro de su ámbito de concernimiento, a la viuda, al huérfano y al extranjero.
No pienses, dice Moshé, que podemos sobrevivir como nación entre naciones, adorando lo que ellas adoran y viviendo como viven ellas. Si lo hacemos, seremos sujetos de la ley universal, que ha gobernado el destino de las naciones desde el amanecer de la civilización hasta hoy. Las naciones nacen, crecen, florecen; se hacen complacientes, luego se corrompen, luego dividen, luego son vencidas, luego mueren, para ser recordadas solo en libros de historia y museos. En el caso de Israel, pequeño e intensamente vulnerable, el destino ocurrirá antes que temprano. Eso es lo que Moshé llama “la maldición”.
La alternativa es simple – a pesar de ser demandante y detallado. Significa tomar a D’s como nuestro soberano, Juez de nuestras acciones, Artífice de nuestras leyes, Autor de nuestra libertad, Defensor de nuestro destino, Objetivo de nuestra adoración y nuestro amor. Si predicamos nuestra existencia en algo – alguien -vastamente más grandioso que nosotros entonces seremos elevados más alto de lo que podríamos por nosotros mismos. Pero ello demanda total lealtad a D’s y Su ley. Ese es el único modo en que podemos evitar la decadencia, caída y derrota.
No hay nada de puritanista en esta visión, dos de las palabras clave de Deuteronomio son amor y alegría. La palabra “amor” (Raíz a-h-v) aparece dos veces en Éxodo, dos veces en Levítico, ni una sola vez en Números, y 23 veces en Deuteronomio. La palabra “alegría” (Raíz s-m-j) aparece una sola vez en Génesis, once en Éxodo, once en Levítico, once en Números y doce en Deuteronomio. Moshé no oculta el hecho, sin embargo, que la vida bajo el pacto será demandante. Ni amor ni alegría vienen en una escala social sin códigos de autorrestricción y compromiso con el bien común.
Moshé sabe que por lo general la gente suele pensar y actuar de forma cortoplacista, prefiriendo el placer del día de hoy antes que la felicidad de mañana, la ventaja personal antes que el bien de la sociedad en su totalidad. Hacen tonterías, individual y colectivamente. Por ello, a lo largo de Devarim, insiste una y otra vez en que el camino al florecimiento de largo plazo – el “bien” , la “bendición”, la vida misma – consiste en tomar una sencilla decisión: aceptar a D’s como soberano, hacer Su voluntad, y en consecuencia vendrán las bendiciones. Si no, más temprano que tarde serás conquistado y dispersado y sufrirás más de lo que puedes imaginar. De ese modo, Moshé definió la realidad para los Israelitas de su tiempo y de todo tiempo.
¿Qué tiene que ver esto con el liderazgo? La respuesta es que el significado de los eventos nunca es autoevidente. Siempre está sujeta a la interpretación. A veces, por locura o por miedo, fracaso imaginativo, los líderes se equivocan. Neville Chamberlain definió el desafío de la toma del poder de la Alemania Nazi como el de la búsqueda de “paz en nuestro tiempo”. Hubo falta de un Churchill para darse cuenta de que esto era un error, y que el desafío era la defensa de la libertad contra la tiranía.
En los días de Abraham Lincoln hubo gente a favor y en contra de la esclavitud, pero hizo falta que Lincoln definiera la abolición de la eslavitud como un paso necesario para la preservación de los Estados Unidos. Fue es visión más grande la que le permitió decir, en su segunda inauguración, “Con malicia a nadie, con caridad a todos, con firmeza en lo recto en como D’s nos nos ha permitido ver lo recto, podamos esforzarnos en concluir la tarea en la que nos encontramos, para cerrar las heridas de la nación. “ El no permitió que ni la abolición ni el fin de la guerra civil fueran vistas como una victoria de un lado sobre el otro, sino que lo definió como una victoria para la nación completa.
Expliqué en mi libro sobre religión y ciencia “The Great Partnership” que existe una diferencia entre la causa de algo y su significado. La búsqueda de causas es la tarea de la explicación. La búsqueda del significado es la tarea de la interpretación. La ciencia puede explicar, pero no interpretar ¿Fueron las diez plagas de Egipto una secuencia natural de eventos, o un castigo Divino, o ambas? No hay experimento científico que pueda resolver esta cuestión ¿Fue la apertura del Mar Rojo intervención Divina en la Historia, o un extraño viento Este que expuso una antigua orilla de un río que quedó sumergida? ¿Fué el Éxodo un acto de liberación Divina o una serie de coincidencias afortunadas que permitieron que un grupo de esclavos fugitivos pudiera escapar? Cuando todas las explicaciones causales han sido dadas, la cualidad de milagro – un evento que cambia una época en el cual vemos la mano de D’s – se hace presente. La cultura no es naturaleza. Existen causas en la naturaleza, pero sólo en la cultura hay significados. El Homo Sapiens es el único animal creador de cultura y buscador de significado, y esto afecta todo cuanto hacemos.
Viktor Frankl solía enfatizar que nuestras vidas están determinadas no por lo que nos ocurre, sino por cómo respondemos a lo que nos ocurre – Y cómo respondemos depende de cómo interpretamos los eventos ¿Es este desastre el fin de mi mundo, o es la vida que me llama a ejercitar una fortaleza heróica para poder sobrevivir y ayudar a otros a sobrevivir? Las mismas circunstancias pueden ser interpretadas de modo distinto por dos personas, llevando a uno a la desesperación y a otro a la resistencia heróica. Los hechos pueden ser los mismos, pero el significado que se le otorga puede ser diametralmente opuesto. Cómo interpretamos al mundo afecta al cómo respondemos al mundo, y son nuestras respuestas las que moldean nuestras vidas, individualmente y colectivamente. Ese es el porqué, en las famosas palabras de Max De Pree, “La primera responsabilidad de un líder es definir la realidad”.
Dentro de cada familia, cada comunidad, y cada organización, hay pruebas, exámenes y tribulaciones ¿ Llevan estos a discusiones, culpas y recriminación, o el grupo las observa como providenciales, como un camino a un bien futuro (Un descenso que lleva a un ascenso, como diría el Rebbe de Lubavitch)? ¿Funciona este grupo unido para enfrentar el desafío? Mucho, tal vez todo, dependerá de cómo el grupo define su realidad. Esto a su vez dependerá del liderazgo o ausencia de liderazgo que haya tenido hasta ese momento. Las familias fuertes y comunidades tienen un claro sentido de cuáles son sus ideales, y no son desviadas de curso por los vientos del cambio.
Nadie hizo esto de modo más poderoso que Moshé en el modo en que monumentalmente enmarcó la elección: Entre bien y mal, vida y muerte, la bendición y la maldición, siguiendo a D’s por un lado, o eligiendo los valores de las civilizaciones vecinas por el otro. Esa claridad es el por qué los Hititas, Cananeos, Perizitas y Jesuitas ya no existen, mientras que el pueblo de Israel aún vive, a pesar de una Historia sin paralelo de cambio circunstancial.
¿Quienes somos? ¿Dónde estamos? ¿Qué intentamos lograr y qué tipo de gente aspiramos a ser? Estas son las preguntas que los líderes intentan ayudar a que el grupo se pregunte y responda, y cuando un grupo hace esto en conjunto es bendecido con excepcional resiliencia y fuerza.
¡Shabat Shalom!
Rabino Jonathan Sacks, Z.L.