Parashat Beshalaj
12 enero, 2022
Nuestra parashá comienza con una propuesta aparentemente simple:
“Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los condujo por el camino que atraviesa la tierra de los Filisteos, aun siendo este más corta. Pues Dios dijo, “Si se enfrentan con una guerra, podrían cambiar de idea y volver a Egipto.” Entonces Dios guió al pueblo alrededor del desierto por el camino que va hacia el Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto preparados para la batalla.” (Éxodo 13:17-18)
Dios no condujo al pueblo por el camino de la costa, que hubiera sido el más directo, porque Él no quería que el pueblo sea atacado por grupos como el ejército hitita. Él sabía que si sentían mucho miedo, pedirían regresar a sus antiguas vidas en Egipto.
Aquí hay algunos puntos confusos. La ruta que tomaron los llevó directamente al Mar Rojo – un camino sin salida aterrorizante. Faraón pronto enviaría su ejército a perseguir a los israelitas, que Dios sabía que pasaría. Y, al final de la parashá, los israelitas enfrentan un ataque de todas maneras – contra su nuevo archienemigo los amalekitas. Entonces, ¿cómo podemos entender el texto que explica el plan de Dios?
Al principio de la parashá, vemos a Dios protegiendo a su pueblo. Hizo poderosos milagros para ellos para mostrarles Su protección. Sabía que no estaban listos para enfrentar un ataque. Pero después de la inolvidable apertura del mar, de salvarlos y destruir al ejército egipcio, sus espíritus estaban más fuertes, y Dios dio un paso atrás. No peleó la batalla contra los amalekitas en lugar de los israelitas; les había dado a los israelitas la fortaleza necesaria para que lo hagan ellos mismos.
Además, una vez que habían cruzado el mar, el pueblo sabía que no había vuelta atrás. Entonces tomaron responsabilidad y se asociaron a Dios para alcanzar su propio destino. Pasaron de ser participantes pasivos a ser participantes activos en su propia historia, porque de ahora en más, solo podrían avanzar en su travesía.
Rabino Lord Jonathan Sacks Z.L.