Resumen Parashat Balak
25 junio, 2021
Balak
Balak, una parashá compleja en más de un sentido. El primero por el hecho de pensar que lleva el nombre del malvado rey de Moab. Otra cosa llamativa es que, quien está en el centro de interés es de hecho el hechicero Bilam y no Balak. Y por si fuera poco ¡Bilam, el brujo, reconoce a D’s por sobre él! La situación es casi que un paralelo en sentido inverso a Israel. De hecho, en esta parashá, Balak utiliza un lenguaje muy parecido al de Bereshit 12:3 donde D’s bendice a Abraham, cuando vemos en esta parashá que quien Bilam bendice es bendito, y a quien maldice es maldito. Como si no fuera suficiente, Bilam, quien es llamado para maldecir a Israel, le dice al rey Balak que solo puede pronunciar las palabras que D’s ponga en su boca, al modo de los profetas… ¡Y termina por bendecir a Israel!
Las paradojas de esta parashá son, al menos, llamativas. De hecho, el episodio de la burra es solo una más de las paradojas de la parashá.
Pareciera que en ocasiones, la Torá utiliza las paradojas para despertar nuestra sensibilidad por el mensaje detrás del texto, que no todo está contenido dentro del texto llano, sino que el estudio implica romper la palabra misma y extraer de ella el contenido. Lejos de mí está el pretender saber cuál es el mensaje más profundo como si fuera parte de la revelación, porque de hecho, eso sigue sin ser revelado. Sin embargo, hay expresiones que utilizamos aún hoy, y que pueden ayudarnos a buscar un sentido en el texto. ¿Cuántas veces no nos hemos reconocido unos “burros” a la hora de comprender cuánto ignoramos? ¿Cuántas veces no hemos visto que incluso aquel que parece ignorante puede tener momentos de sabiduría? ¿Cuántas veces no hemos visto que, así como Bilam habla de aquello que escucha de D’s, también aquel que sabe escuchar es capaz de transmitir las palabras más adecuadas y de mayor verdad? Es algo sabido: Aquel que solamente habla es incapaz de escuchar lo que se le dice.
A mi modo de entender, el motivo por el que Bilam, un malvado, es puesto en el foco de atención en esta parashá, es porque Moshé Rabeinu escuchaba las palabras de D’s todo el tiempo. Solo mostrándonos que incluso un malvado puede escuchar a D’s podemos entender que esa posibilidad no está reservada solo para Moshé. Ciertamente no escuchamos a D’s del mismo modo que Moshé, de quien decimos que conversaba con D’s cara a cara. Y sin embargo, la paradoja que utiliza la Torá viene a enseñarnos que si incluso Bilam fue capaz de escuchar la palabra de D’s y transmitirla al modo de los profetas, entonces con mayor razón nosotros, que no somos malvados sino que beinonim, gente intermedia que lucha por hacernos mejores, podemos también escuchar las palabras de HaKadosh BarujHu.
Daniel Cuper S.
Seminarista Templo Bet Jai